La relación entre los políticos mexicanos y quienes se dedican a la brujería, magia y esoterismo no es nueva; hace poco más de un siglo, el presidente Francisco I. Madero era conocido por su tendencia al espiritismo; más recientemente, los presidentes Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid y Vicente Fox, además de una muy larga lista de políticos de todos los partidos, recibieron “limpias” y consultas de hechiceros, adivinos y brujos.
Durante décadas, políticos y brujos han mantenido una relación muy cercana
En Veracruz, por ejemplo, desde ex gobernadores hasta personas que han ocupado secretarías de Despacho, diputaciones locales y federales, alcaldías y cargos de todo tipo y nivel, han pasado por los “consultorios” o, en su defecto, terminaron por adoptar a un brujo o bruja de cabecera.
Esas creencias son parte de la cultura y la idiosincrasia del mexicano: políticos, artistas, empresarios, deportistas y líderes sindicales recurren a esas prácticas; en todo caso, son ideas respetables que, además, están amparadas por la libertad religiosa que consagra el artículo 24 constitucional.
Por otra parte, mientras esas creencias no afecten a terceros no deben ser censuradas ni limitadas. Sin embargo, resulta lamentable que figuras públicas como los políticos, por ejemplo, recurran a brujos y adivinos para tomar decisiones que involucran a toda la sociedad; es el caso del escándalo registrado en 1997 en torno a una supuesta vidente, Francisca Zetina, “La Paca”, quien asesoraba al fiscal encargado del caso de la desaparición del diputado Manuel Muñoz Rocha; el asunto pasó por la siembra de un cadáver en la Finca El Encanto y el posterior encarcelamiento de la mujer.
En Veracruz es común que políticos de prácticamente todos los niveles y partidos recurran a los brujos de Catemaco, lugar conocido como la Capital de la Brujería, para conocer su futuro, recibir “limpias” o mejorar su situación o su imagen ante la opinión pública; han existido casos de gobernadores, como el ex mandatario Fidel Herrera Beltrán, o secretarios de Despacho que son conocidos por su afición a esas prácticas.
Por eso no sorprende lo declarado hace exactamente un año por el brujo Enrique Marthen Berdón, conocido como “El Ahijado”, quien apuntó que con motivo de los procesos electorales se dispararon en Catemaco las consultas a los actores de la vida política estatal y nacional.
Marthen Berdón es uno de los muchos brujos que en la zona de Los Tuxtlas ejerce dicha actividad; fue alumno del renombrado brujo Gonzalo Aguirre, considerado un promotor de la brujería en esa región, donde cada año, desde hace más de 45, se desarrollan misas negras a las que acuden brujos, hechiceros, curanderos y chamanes.