El tigre de bengala «Cucho», que hace dos años padecía un problema neuromuscular en sus patas traseras y no podía ponerse de pie, emprendió el viaje a la libertad rumbo al Santuario The Wild Animal, localizado en Denver, Colorado, completamente recuperado y en compañía de otros 10 felinos.
Tras más de un año de ser sometido a diferentes terapias para que recuperara su movilidad y capacidad para desplazarse, «Cucho», de ocho años de edad y con un peso de 120 kilos, abordó el avión tipo Casa 295 como parte del traslado de 11 ejemplares coordinado por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Secretaría de Marina (Semar), bajo la operación «Viaje a la Libertad».
En 2014, este animal fue canalizado por la Profepa al Bioparque Pachuca a solicitud del Zoológico de Veracruz que reportó un deterioro en su salud debido a un problema grave de claudicación en sus patas traseras, lo que le obligaba a permanecer postrado la mayor parte del día y a desplazarse a rastras, provocándole heridas en sus patas, ingle y cola.
Ya recuperado, el tigre viaja al santuario The Wild Animal para quedar en áreas extensas bajo semicautiverio.
A «Cucho» lo acompaña en su travesía el tigre de bengala «Panchito», de 2 años y 170 kilos, quien en 2015 fue entregado voluntariamente por un particular a una Unidad de Rescate, Rehabilitación y Reubicación de Fauna Silvestre, localizada en Guadalajara, debido a la imposibilidad material de mantenerlo en confinamiento.
Junto a ellos, viaja la hembra «Basthed», un tigre de bengala de 10 años y 150 kilos, que fue donada al zoológico de Pachuca hace 6 años pero antes de ello vivía en un cuarto oscuro junto a su pareja de vida Rajá.
«Al morir Rajá, su espíritu se quebrantó y no le gustaba tener actividad física, dejó de comer, tenía conductas aberrantes, se estresaba fácilmente y no salía de su albergue. Se trató con diversos métodos para lograr su rehabilitación conductual», cita su ficha técnica difundida por la Profepa.
La hembra de tigre de bengala «Yoya», que en 2014 fue decomisada a una fábrica de pantalones en Puebla con un peso de 40 kilos, úlceras en el paladar y sarro en la dentadura, ocupa su lugar ya recuperada junto a «Frida», otra hembra de tigre de bengala que fue donada voluntariamente por un particular.
En el avión también ocupan sus lugares «Diego», un tigre blanco de 170 kilos que fue decomisado en un negocio de Playa del Carmen, Quintana Roo, donde era utilizado para la toma de fotografías con sólo dos meses de edad y le habían mutilado la cola.
Así como las leonas «Güera» y «Ágata», de 180 kilos cada una; el leopardo «Kiro», de 65 kilos, y los jaguares «Negrita» y «Manchas», de 65 y 90 kilos, respectivamente, quienes también fueron asegurados por faltas al trato digno y posteriormente rehabilitados.
La salida final de los felinos hacia Denver se llevó a cabo desde el hangar de la Semar.
Previo a su partida, Joel González Moreno, director de Vigilancia y Vida Silvestre de la Profepa, informó que con el traslado de los 11 ejemplares se concluye el compromiso anunciado en agosto de 2015 de reubicar a 24 felinos, la mayoría de ellos decomisados a circos y particulares en condiciones de maltrato y explotación.