Pandemia y educación superior

Jorge Manzo Denes*

Hace un año el mundo abría diversos debates sobre un virus de transmisión aérea que comenzaba a ser motivo de preocupación. Ahora que iniciamos 2021, el mundo sigue sufriendo ese embate, pero ya también ha abierto caminos para hacerle frente con diferentes vacunas y manteniendo las medidas de prevención necesarias. Entre las discusiones que se han entablado en este terreno, de particular importancia para nosotros son las que se refieren al impacto presente y futuro de estas situaciones epidemiológicas en la educación superior.

Las universidades públicas de nuestro país, cuyo presupuesto depende de subsidios federales, estatales y recursos autogenerados, deberán enfrentarse no sólo a la crisis sanitaria, sino también a la crisis económica que ha impactado a nuestra sociedad, con graves repercusiones en los entornos político y social. Esto motiva mi siguiente afirmación: las universidades (en especial las públicas y autónomas) tienen que adaptarse velozmente a una nueva era en la educación superior.

Una de las primeras acciones globalmente adoptadas por los sistemas de educación para enfrentar la pandemia fue el confinamiento en casa; la eliminación de todas las actividades presenciales en aulas, laboratorios, y demás espacios semejantes. Algo que seguramente permanecerá al menos durante el semestre que ahora iniciamos, si no es que todo el año.

Las actividades educativas dejaron de ser presenciales y se mudaron a los entornos virtuales sobre distintas plataformas digitales. Si bien se contó con las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC), y todas sus herramientas, llevar a la práctica esta estrategia no fue tarea sencilla.

La situación obliga a repensar en los diferentes modelos educativos que se deberán impulsar de ahora en adelante. Para la Universidad Veracruzana, de manera particular, mi propuesta es que para la era post-pandemia debe delinearse una nueva estrategia que permita la incorporación de diversas modalidades para dar una mayor flexibilidad al estudiante y permitirle transitar libremente por sus diferentes experiencias educativas.

Contar con estos recursos no anula las ventajas que en ciertos casos tiene el modelo presencial, clásico, tradicional, basado en la presencia del estudiante y el maestro en un aula o laboratorio. Habrá que seguir cultivándolo, ahora con una vigilancia permanente ante los posibles efectos adversos en la salud por eventos externos como el que estamos viviendo.

Sin embargo, el modelo educativo virtual se ha vuelto dominante en respuesta a esta nueva realidad. Es un modelo diseñado y aplicado para los estudiantes de las nuevas generaciones, cuya vida gira alrededor de dispositivos inteligentes con acceso permanente a Internet.

Por otra parte, dado que uno de los propósitos de la universidad es que el estudiante egrese con experiencia en varias disciplinas, que pueda enfrentar demandas de empleadores y que tenga las habilidades para que su aprendizaje genere nuevo conocimiento, el modelo educativo de competencias requiere impulsar estrategias y programas de vinculación efectiva con el mercado laboral.

Y hoy que la pandemia ha mostrado la importancia de la investigación científica, tanto en la creación de vacunas como en su distribución y aplicación, el modelo educativo de investigación permitirá a los estudiantes generar conocimiento y adquirir habilidades necesarias para realizar trabajos de investigación, lo que requerirá de un esfuerzo conjunto entre investigadores, docentes y estudiantes.

Sin duda, el conocimiento de frontera nos ha mostrado que no posee límites y que permite la interacción entre varios campos del saber, acercando el futuro al presente. Por ejemplo, la práctica médica requiere de la ingeniería y la electrónica para realizar diagnósticos más certeros, por lo que el modelo educativo transdisciplinar permitirá a los estudiantes apropiarse de los diferentes saberes, fundamentales para el desarrollo de su profesión principal.

Y como en la Universidad Veracruzana estamos comprometidos con generar conocimiento para su impacto en beneficio de la sociedad, debemos potenciar el modelo educativo intercultural, para que efectivamente se incremente la interacción de las diferentes culturas que conviven en nuestra entidad federativa. El Premio Estatal de la Juventud 2020, otorgado recientemente a un egresado de nuestra querida Universidad Veracruzana Intercultural es una muestra de la importancia que el modelo reviste.

Proyectar la organización de diversos modelos educativos para la educación superior es una tarea insoslayable ante la nueva realidad que enfrenta la educación superior en México y en el mundo. Para ello se requiere la participación decidida de toda la comunidad universitaria: la UV debe adecuarse y adelantarse a los tiempos que enfrentamos.

Si antes de la pandemia aún existían reductos contrarios a la educación virtual, ahora hemos aprendido que en momentos de crisis lo mejor es estar preparados con anticipación. No debemos esperar a un siguiente virus y sus posibles estragos para decidir diversificar nuestros modelos educativos.

* Es científico en la Universidad Veracruzana, en el campo de las neurociencias, con especialidad en el autismo; docente del Doctorado en Investigaciones Cerebrales; profesor con perfil PRODEP; miembro del Sistema Nacional de Investigadores y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias. Fue Coordinador de la Maestría y Doctorado en Neuroetología, así como fundador y director del ahora Instituto de Investigaciones Cerebrales, y ha sido organizador de múltiples actividades docentes, así como conferencista en diversas instituciones. Es evaluador de proyectos Conacyt y revisor de manuscritos científicos en diversas revistas especializadas internacionales. Autor de numerosos artículos científicos nacionales e internacionales. Comentarios y sugerencias: jmanzo@uv.mx