En rotación constante de celdas, bajo un esquema restrictivo de comunicación con terceros, sin permiso para acceder a objetos extraños ni para cubrirse el rostro aun en periodo de dormir… Así ha pasado Joaquín Guzmán Loera las últimas 130 horas, desde que fue devuelto al Penal del Altiplano, la noche del viernes pasado.
De acuerdo con datos compartidos a Crónica desde la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), el capo ha alternado celdas, pero todas alejadas y en dirección opuesta a la número 20 del pasillo 2 del área de Tratamientos Especiales, de donde escapó por un túnel el 11 de julio de 2015.
A la par se ha reducido la interlocución con su grupo de abogados: aunque El Chapo ya fue visitado por al menos uno de ellos, esta vez se ha ordenado controlar los accesos, a diferencia de lo que ocurría antes de la fuga, cuando tuvo contacto permanente con 14 defensores.
Según fuentes de la CNS, con Guzmán se aplicó el “código penitenciario de medidas especiales de seguridad” contemplado tanto en la Constitución federal como en la Ley que establece las Normas Mínimas sobre Readaptación Social de Sentenciados, el cual permite a las autoridades competentes “restringir las comunicaciones de los inculpados y sentenciados por delincuencia organizada con terceros, salvo el acceso a su defensor, e imponer medidas de vigilancia especial” a quienes se encuentren internos en centros de alta seguridad como el de Almoloya de Juárez.
24 HORAS. Las luces permanecen encendidas y proyectadas hacia el espacio donde se encuentre recluido El Chapo. La vez anterior nunca fue cambiado de celda: durante los 17 meses de su estancia estuvo en la ya referida número 20.
Otro cambio con relación al encierro pasado es la identificación plena de roles, itinerarios, agendas y tareas específicas de todos los elementos que conforman el equipo especial encargado de monitorearlo durante las 24 horas, aun en los horarios de comida, descanso, suministro de medicamentos y otras necesidades. A su vez, los llamados guardias de élite son supervisados de manera continua a fin de que cumplan a cabalidad el protocolo de inspección, y el material de videovigilancia o circuito cerrado fue sometido a pruebas de funcionamiento extremo para evitar interrupciones en la grabación.
El interno también tiene prohibido tocar la reja de la celda en turno.
Con respecto a sus movimientos se mantienen algunas pautas regulares de control penitenciario como la auscultación para detectar objetos prohibidos, el uso de perros policía especialistas en rastreo y el golpeo de paredes con martillos u otros instrumentos en busca de huecos, oquedales u orificios en los muros.
Aunque la aplicación del código es rigurosa, según la Comisión no vulnera el debido proceso. Más que en el reforzamiento del sistema de seguridad en el penal ¿que en los últimos meses incluyó la suma de arcos detectores de metal y rayos X, cables antiaéreos y equipos de detección de droga y explosivos¿, la custodia se basa en el seguimiento sostenido de todas las actividades de Guzmán.
El artículo 18 de la Carta Magna avala la restricción de las comunicaciones del inculpado con terceros, así como la imposición de medidas especiales de vigilancia.
Por su parte, el artículo 6 de la Ley que establece las Normas Mínimas sobre Readaptación Social de Sentenciados detalla que estas medidas podrán ordenarse cuando haya indicios de que el interno prepara nuevas conductas delictivas o puede poner en riesgo a otras personas, y cuando la autoridad lo considere indispensable para la seguridad de las personas o así se vea obligada por el perfil clínico criminológico del detenido.
También justifica estas acciones cuando haya riesgo fundado de que él recluso planea evadir la acción de la justicia o realice actos que pongan en peligro bienes como la vida de terceros o la seguridad de las instalaciones penitenciarias.
Hasta ayer, las autoridades del Altiplano no reportaron ninguna solicitud de visita por parte de algún familiar del Chapo. Y se tenían identificados a plenitud a tres de sus abogados: José Luis González Meza, José Rodríguez y Juan Pablo Badillo.
Un factor extra a la decisión de mantenerlo alejado de la celda 20 es lo ya adelantado por Crónica en días pasados: el túnel en el que se fugó enjulio sigue intacto, listo para ser transitado, a la espera de que culminen los procesos judiciales relacionados con aquella evasión.
FUENTE. CRONICA.COM.MX